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Foto del escritorAlexa Castillo Nájera Zaliv

PUCHA POTENTS: La próstata y la eyaculación de las mujeres cis

¡Qué Vulvaridad! tantas mentiras, manipulaciones y confusiones en torno a nuestra vulva, nuestra sexualidad, nuestro cuerpo y sus funciones. Leí el libro Pucha Potens un manual sobre su poder, su próstata y sus fluidos de Diana J. Torres, acá les dejo un breve recorrido sobre este ilustrador libro que traza el camino hacia la reivindicación de los saberes colectivos. Es necesario que tanto personas con pene y vulva lo lean para comenzar a nombrar y acomodar el mundo y nuestra existencia desde el conocimiento laico y científico.

El cuerpo, ese territorio que habitamos sin saber que tenemos ni para qué sirve, sabemos,

más o menos, que tenemos unos órganos que sirven para cosas, y aunque seamos capaces de sentir muy pocos de ellos, sabemos que están ahí. Pues bien, nuestra próstata no tiene lugar en ese mapa, ha sido borrada de él por miles de años. El cuerpo de la mujer cis, está completamente manipulado para su consumo, explotación y uso exclusivo para la reproductividad, dejando el placer como algo secundario y castigado.


Mujer cis: cuando la identidad de la persona coincide con el sexo biológico, es decir, se asume como mujer y tiene vulva.


El hecho de que la gran mayoría de las mujeres de occidente no haya eyaculado jamás, o que las que lo hayan hecho alguna vez traten de evitarlo durante el resto de sus vidas, o lo vivan de forma desoladora, es una cuestión meramente psicológica que nada tiene que ver con la fisiología, sino de la ignorancia sobre el tema y el contexto.


1) El llamado punto G, no es un punto, es la próstata femenina.

Si, próstata, donde al estimularla provoca una eyaculación, una corrida, una venida… llamar «punto» a un órgano que mide entre dos y cinco centímetros es cuanto menos una ofensa a la realidad anatómica. Beberly Whipple una de las autoras del best seller “El punto G” en 1993 acabó por denominarlo próstata.


Próstata viene del griego «parastátês» (el que está al lado, el que ayuda, el asistente)


Todas las personas tenemos una próstata, a menos que se la hayan extirpado, y esta, tiene la capacidad de generar un líquido determinado. Existe un protocolo para extirpar la próstata a mujeres perfectamente sanas como «remedio» a lo que se viene a llamar «incontinencia urinaria» o «incontinencia coital», ¡eso es mutilación genital! aquí y en África, se le llama mutilación genital.

Programa Federativo Internacional para la Terminología aprobaron el término próstata femenina como un sinónimo de la glándula parauretral (también llamada a veces glándula de Skene) en 2004 y en 2005. El término fue publicado en Terminologia Histologica (ficat, 2008, pág. 65). Terminologia Histologica de 2008. En la página 65 está nuestra próstata y en la 78 la masculina. http://www.unifr.ch/ifaa/Public/EntryPage/ViewSource.html

Lo que le sucedió al señor Gräfenberg, en: The International Journal of Sexology, vol. iii, núm. 3, 1950, págs. 145-148.), otro de los grandes investigadores de nuestra próstata, ochenta años después que a Skene, fue básicamente lo mismo. Gräfenberg avanzó mucho en el conocimiento del órgano, no solo llegando a describirlo con mayor precisión que Skene sino alcanzando conclusiones lo suficientemente reveladoras como para tener que disfrazarlas mediante el lenguaje.

En su texto The Role of Urethra in Female Orgasm (Gräfenberg, E.: «The Role of Urethra in Female Orgasm») encontramos pruebas de ello: Análoga a la uretra masculina, la uretra femenina también parece estar rodeada por tejidos eréctiles como el cuerpo cavernoso [del pene]. En el transcurso de la estimulación sexual, la uretra femenina comienza a crecer y puede ser notada fácilmente. Esta crece enormemente al final del orgasmo. La parte más receptiva al estímulo está localizada en la uretra posterior, en el lugar de donde surge del cuello de la vejiga. Gräfenberg, E. Op. Cit. Pág. 146.

2) ¿Cómo es la próstata?


El tamaño de nuestra próstata oscila entre los dos y los cinco centímetros en reposo. Cuando está llena puede llegar a triplicar su tamaño. Su tejido es esponjoso y en realidad está compuesta por múltiples glándulas juntas. Tiene un conducto bífido que la comunica con el exterior y cuyas salidas, si visualizamos el meato urinario como el centro de un reloj de manecillas, están situadas a los lados, aproximadamente a las cuatro y las ocho, pero esto puede variar porque su posición es muy versátil.


Nuestra vulva parece un colador. Tenemos la evidente vagina, el orificio por el que meamos, los dos orificios por los que eyaculamos y dos más por los que lubricamos el líquido producido por las glándulas de Bartolino (otro apellido de otro señor «descubridor»). Se trata de las glándulas que segregan el líquido lubricante cuando estamos calientes, las que hacen «que nos mojemos» al estar excitadas.


La próstata se enraíza en la uretra y los orificios por los que eyaculamos están muy próximos al orificio por el que meamos. Es absolutamente normal sentir ganas de orinar en el momento en que vamos a eyacular o cuando nuestra próstata es estimulada. Mejor dicho, es común que nos parezcan «ganas de orinar» pues no tenemos otro tipo de acontecimientos asociados a esa sensación.


Se ubica en torno a la uretra (que es el conducto que conecta la vejiga con el exterior) y que está enraizada en ella. Que discurre de forma paralela a la vagina y que se posiciona a unos dos centímetros de la entrada de esta. Es muy simple hacerlo, solo hay que meter los dedos en la vagina y presionar con estos hacia el hueso púbico. Notaran que hay una parte que es más densa y que al contraer los músculos de la vagina no se contrae (porque no es un músculo). Si la mueven hacia los lados verán que es como escurridiza.


En cuanto a su respuesta, hay que decir que reacciona cuando estamos cachondas o cuando se produce una estimulación directa. Es por ello que es del todo ilógico que la ciencia médica lleve tanto tiempo empeñada en que no tiene funciones sexuales, si se trata de un órgano que responde precisamente a este tipo de estímulo. Cuando estamos calientes comienza a generar y almacenar el líquido que expulsará en los momentos intensos de placer o durante el orgasmo, en una dirección u otra (hacia afuera o de forma retrógrada hacia la vejiga). Cuando digo lo de la estimulación directa es porque no es necesario estar excitada sexualmente para activarla.


3) Orgasmo y eyaculación


Algunas mujeres eyaculan antes y durante el orgasmo y esto es producido por su próstata. El líquido que expulsan nuestras próstatas: no contiene espermatozoides... Bien, el que segrega la de los hombres tampoco contiene espermatozoides, estos no son generados en la próstata sino en los testículos y el líquido eyaculado simplemente los transporta, no los crea.


La palabra «eyacular» viene del latín «eiaculari» (arrojar hacia afuera), formada por el prefijo ex- (hacia afuera) y iaculari (tirar un dardo) y su significado único es «salir con rapidez el contenido de un órgano»


En algunos textos, parece que eyaculación y orgasmo son algo inseparable como sucede en la gran mayoría de los hombres occidentales cuando eyaculan, lo cual es un error (en ambos géneros). El clítoris es un órgano y la próstata otro, y por mucha relación que puedan tener sus dinámicas, no producen lo mismo ni necesariamente al mismo tiempo. Se puede eyacular antes, durante y después de un orgasmo, una multiplicidad de posibilidades se suceden dependiendo de la experiencia, del estímulo, del estado de ánimo y de muchos factores más.

La teoría del Punto G, que en la base afirmaba que el orgasmo vaginal era posible y que todas las mujeres podían alcanzarlo porque «científicamente» estaba probado que una cierta área de la vagina podía propiciarlo. ES FALSO

Fortaleció la idea de que el género femenino a nivel sexual se divide en dos: las vaginales y las clitorianas. Por supuesto, las primeras vendrían a ser las mujeres de verdad, las perfectas, las adecuadas; y las segundas las lascivas, las frígidas, las putas, las lesbianas, las no-aptas. Pero resulta que el único órgano capaz de generar un orgasmo en el cuerpo de una mujer es el clítoris.


¿Para qué sirve la eyaculación de la próstata femenina? Para transportar y conservar el esperma, conseguir que una mujer pueda generar un varón gracias a que tiene el material genético para transmitírselo; propulsor del parto al agrandar su tamaño la próstata funge como almohadilla para facilitar la salida; generador de serotonina, nos hace estar de buen humor.

En el artículo «The Female Prostate Revisited: Perineal Ultra[1]sound and Biochemical Studies of Female Ejaculate» se dice: La eyaculación femenina […] parece ser más común de lo que generalmente se reconoce. En las dos mujeres que eyaculaban durante el orgasmo, el ultrasonido perineal y la uretroscopia revelaron estructuras consistentes en una próstata femenina (parauretral). El fluido emitido durante el orgasmo fue bioquímicamente comparable al plasma prostático masculino. (Wimpissinger, Stifter, Grin y Stackl. Op. Cit. Pág. 1391.

En el caso de los hombres, al líquido segregado por la próstata se le une el segregado por la vesícula seminal, que aporta aproximadamente un 60% del líquido eyaculado, pero no es en este donde se generan los componentes que nutren y aumentan la movilidad del esperma sino que estos se generan principalmente en la próstata.


En las definiciones que se dan de las funciones de la próstata masculina se dice que son licuar y nutrir a los espermatozoides y facilitar su movilidad. ¿Podría ser entonces el líquido eyaculado por las nuestras también un nutriente y un vehículo para los espermatozoides? En general, el entorno vaginal (y sus flujos) no es nada amistoso con estos amiguitos fecundadores, más bien todo lo contrario, de ahí que usual[1]mente solo uno llegue vivo hasta el óvulo (si llega)


4) Clítoris y orgasmo


Este conjunto de nervios que está en nuestro cuerpo y que tiene la subversiva característica de que su única función es otorgarnos placer, tiene unas 8.000 terminaciones nerviosas (conectadas con otras 15.000 en la región pélvica) que nos atraviesan la entrepierna, literalmente, de lado a lado. Podríamos decir que su estructura es como un iceberg del que solo vemos una mínima parte, su glande. El resto de clítoris entierra sus raíces en lo más profundo de nuestras vulvas, llegando incluso hasta el ano.


Un orgasmo no es mejor ni peor con o sin estimulación vaginal, y además eso es algo que depende básicamente de la estructura clitoriana de cada persona. Es decir, la estimulación de nuestra próstata puede ser más o menos placentera pero de ningún modo es capaz por sí sola de llevarnos a un orgasmo sideral (ni de ningún tipo).


Los datos del Punto G que más confusión aportan a la realidad de la sexualidad es la identificación de la expulsión de fluido con la generación de placer. Es decir, identificar la eyaculación con un orgasmo superior. Que se jerarquice un orgasmo con eyaculación frente a otro sin ella, presentando al primero como el rey de los orgasmos, es sencillamente absurdo y contribuye a la idea de que, sin penetración, el placer que el cuerpo de una mujer puede obtener será siempre incompleto.


Textos como el de Kinsey (en el que se afirma que el clítoris es el principal órgano receptor de placer en la mujer) o el de Masters & Johnson (en el que se concluye que todos los orgasmos femeninos, incluidos aquellos que ocurren solo mediante penetración, son clitorianos) fueron en su época una auténtica bomba, supusieron una fuente de empoderamiento para muchas mujeres que hasta entonces se habían sentido incompletas o defectuosas por no ser capaces de tener un orgasmo mediante la penetración.


Evitar nombrar la existencia de la próstata de las mujeres y sustituir esa información por algo como el Punto G, más políticamente correcto y que no pone en peligro el binarismo de género, es en realidad no hacerle ningún favor a nadie salvo al patriarcado


5) La eyaculación no es pis, no es pis, ¡no es pis!


Si es necesario repetirlo como si de un mantra se tratase, hazlo, finalmente ese es el método que han usado para lavarnos el cerebro: la repetición de mentiras de forma sistemática. Lo más lógico que piensa una vulva cuando eyacula por primera vez sin haber recibido ningún tipo de «input» referente a la eyaculación, es que se ha meado. ¿Qué otra cosa si no podría ser ese líquido que conforma el charco que acabamos de descubrir en la cama? ¿Qué es ese charco por el que la mayoría de nosotras estamos programadas para solo sentir una mezcla de asco, vergüenza y desconcierto? Nada más lejos de la realidad.


Ciertamente es imposible para cualquier cuerpo orinar y eyacular a la vez. La válvula que abre y cierra la conexión entre vejiga y uretra se cierra cuando estamos calientes y más aún cuando contraemos la musculatura pubocoxígea (Es la musculatura responsable, entre otras cosas, del control del flujo de orina y de las contracciones orgásmicas)


El líquido que genera y expulsa la próstata no tiene absolutamente nada que ver con la orina. De hecho, de todos los elementos que lo componen (principalmente agua), la urea tiene una presencia escasa, entre el 1% y el 2%. El hecho de que nuestra próstata esté enraizada en la uretra no ayuda nada en esto porque la sensación de eyacular y de orinar puede ser bastante similar en el momento previo a la eyaculación.


El líquido eyaculado también es algo que hace de la próstata un órgano sin género: su composición química es práctica[1]mente idéntica en ambos sexos. Su color es blanquecino y su olor es muy sutil, aunque esto depende bastante de lo que comemos y también del momento del ciclo en que estamos.


Una de las pruebas que llevó a cada vez más a la comunidad científica a pensar que efectivamente tenemos próstata y no nos orinamos al eyacular, fue encontrar en las muestras de líquido eyaculado por vulvas un elemento clave: el antígeno específico prostático. Se trata del mayor marcador específico de tejidos para identificar el de la próstata. Y, además de este antígeno, el líquido eyaculado por las próstatas de cualquier género contiene básicamente fosfatasa ácida prostática y glucosa. Estos experimentos se hicieron comparando el líquido eyaculado por mujeres con el eyaculado por hombres y también comparando la orina de ellas con su propia eyaculación.

En su artículo «Aportaciones al estudio de la eyaculación femenina» (Cabello, F.: «Aportaciones al estudio de la eyaculación femenina», en Revista Salud Sexual, núm. 1, 2005, págs. 5-12.), Francisco Cabello va más lejos con la experimentación y analiza también la orina postorgásmica de veinticuatro mujeres, tratando de demostrar así que: […] la mayoría de las mujeres «eyaculan», existiendo variaciones en la cantidad del líquido emitido y/o posiblemente en la dirección de la emisión.

6) ¿Por qué no eyaculo?


Es posible que quienes no perciben ningún tipo de eyección de líquido en el orgasmo, sea a causa de que el producto de la “«próstata femenina» sea muy escaso o porque el líquido se dirija retrógradamente hacia la vejiga, tal como ocurre en la eyaculación retrógrada de algunos varones.

Al igual que otros estudios anteriores centrados en la composición del fluido (Belzer, E.: «Orgasmic expulsions of women: A review and Heuristic Inquiry», en Journal of Sex Research, núm.17, 1981, págs. 1-15. Bohlen, J.G.: «Female ejaculation and urinary stress incontinence», en Journal of Sex Research, núm.18, 1982, págs. 130-145.), Cabello prueba que el líquido emitido por nuestras próstatas tiene mucho en común con el emitido por las próstatas de los hombres en su composición y que las vulvas que no experimentan eyaculaciones visibles durante el orgasmo o la excitación sexual, en realidad están eyaculando hacia adentro, de modo que ese líquido va a parar a la vejiga y es orinado inmediatamente después del orgasmo o la estimulación.

El no poder eyacular no es estar perdiéndose algo particularmente placentero. El placer de eyacular se trata de un placer político y el solo hecho de saber que esa posibilidad existe ya es una placentera victoria. Que un coño eyacule es político por (al menos) dos razones:


-Primeramente, echa por tierra las ideas que la cultura occidental difunde acerca de la sexualidad y el carácter «innato» de la mujer. Nuestro sexo es discreto, limpio, bonito, inapreciable, y sobre todo, emocional, interior. Se nos ha contado que nosotras por naturaleza lo sentimos todo hacia adentro, no tenemos derecho a explotar de ninguna manera.


Una mujer que grita o muestra emociones intensas es una histérica; una mujer que eyacula es una guarra enferma con defectos congénitos que hay que componer. Y más allá de lo sexual se nos ha dicho que nosotras no manchamos, pues nacimos para limpiar la mierda de otros, no para ir dejando charcos por las camas.


-Segundo, contribuye a deshacer el binarismo de género: Si tenemos próstata, si eyaculamos, si tenemos glande y una estructura interior muy similar al pene (el clítoris), entonces las diferencias entre esos hipotéticos géneros, marcados por un solo cromosoma, esas categorías que se basan en la mera observación externa de nuestros cuerpos es una visión reduccionista.


No llamar a las cosas por su nombre no nos ayuda en absoluto, y un órgano que tiene idéntica estructura, funciones y posición en el cuerpo independientemente del cromosoma de género que tenga la persona, merece, como el corazón o los pulmones, formar parte de las cosas que tenemos en común con el resto de nuestra especie.


7) Culturas eyaculatorias


La tribu Batoro se ubica en Uganda y su organización es matriarcal. Se trata de una de las pocas culturas actuales, junto a los Mohave y los Mangaia entre otros, en las que se estimula a las niñas a eyacular. De hecho, en sus ritos de paso (que se centran en el cambio de niña a mujer) está incluido un ritual llamado «kachapati», que significa literalmente rociar las paredes y que requiere una enseñanza o entrenamiento por parte de las mujeres adultas de la tribu a las niñas para que alcancen sus eyaculaciones. Coincido con Diana al no creer que las organizaciones matriarcales estén exentas de mierdas: para una mujer Batoro el hecho de no poder eyacular o realizar el «kachapati» supone que no podrá formar una familia y que será marginada del resto de la tribu. Cualquier forma de organización que esté basada en la dominación de un grupo sobre otro me parece una basura, ya sea esta distinción hecha en base al género, el estatus económico o cualquier otro motivo.


En la isla de Trobriand, donde habita otra cultura no patriarcal interesantísima en muchos aspectos además del eyaculatorio, llaman a la eyaculación «Ipipisi Momona» que significa «vertirse fuera», son matrilineales y no consideran que el sexo tenga nada que ver con la reproducción. Son especial[1]mente estériles (posiblemente por algo relativo a su dieta) y piensan que son los espíritus de los muertos los que generan una nueva vida. Tienen sexo de forma lúdica, desde edades muy tempranas y de forma extramatrimonial


En la cultura hindú existen varias complicaciones refiriéndose al placer y la eyaculación para ambos. El documento más antiguo sobre eyaculación femenina de la literatura hindú data del siglo vii d.C. Se trata de un poema compilado por el poeta y guerrero Amaru en el libro Amarushataka. El verso concreto dice lo siguiente: «fluido/suave jugo del amor inundó abundantemente la tela, justo donde su faja estaba».

En el texto Ratirahasya, escrito por el poeta Kukkoka (siglo xii d.C.), se describe el clítoris como una «nariz» dotada de múltiples venas de «agua del amor» que hay que estimular hasta que salga líquido de la vagina antes de cualquier intento de penetración.

En el Pañcasayaka (Las cinco flechas del Dios Amor), compilado por Maithila Jyotrishvara Kavishekhara en la primera mitad del siglo xiii d.C. indica cómo estimular la próstata con los dedos: Si se agita con dos dedos […] un «nadika» (tubo) especial, similar al pene masculino, localizado a la mitad de la vagina, una tormenta de agua del amor será expulsada. […] El tubo hinchado deberá ser agitado con el dedo corazón y el índice varias veces, la penetración no deberá ser hasta que se haya dado cariño anteriormente con uñas y dientes, besos, abrazos y otras prácticas secretas.

Lo interesante de estos fragmentos, al igual que en el Ananga Ranga, es que es agua del amor (kama-salila) tiene el mismo nombre tanto para hombres como para mujeres; no tiene género.


Respecto a China, Diana traduce estos fragmentos relevantes para comprender el nivel de importancia de los fluidos: El concepto de Yin y Yang encarna una perspectiva filosófica de toda la existencia, y cielo, tierra, criaturas y fuerzas de la naturaleza están todas determinadas por estas fuerzas en contraste pero interconectadas e interdependientes que están en constante movimiento. Juntas encarnan el Chi, la energía universal. La más pura y concentrada forma, Ching, es liberada por hombres y mujeres en el momento del orgasmo. De las mujeres se decía que tienen un suministro inagotable de esencia de Yin (la fuerza femenina), mientras que el suministro de Yang (la fuerza masculina) de los hombres es limitado. Antes de que a un hombre se le permitiera eyacular, tenía que prolongar el acto sexual haciendo que la mujer se corriera varias veces para adquirir su Chi. Si un hombre eyaculaba o gastaba su esencia Yang sin recibir nada de esencia Yin se decía que le podía causar problemas de salud o incluso la muerte


Siglos más tarde, Galeno (129–200 d.C.) escribió y difundió doctrinas verdaderamente revolucionarias como que «las mujeres eran réplicas de los hombres, con genitales similares a los de los hombres pero con los órganos básicamente vueltos del revés. […] También llegó a la conclusión de que, al igual que los hombres, las mujeres debían liberar su semen regularmente para evitar la acumulación y el dolor producido por esta (y en este punto hace una referencia directa a la histeria como algo relacionado con esta carencia de emisiones). Su idea de genitales homólogos en los géneros fue sostenida durante siglos llegan[1]do incluso su difusión hasta el Imperio persa. Su teoría no fue desafiada ni puesta en duda durante más de 1000 años.


8) Patologías de la próstata


La próstata de los «hombres» y de las «mujeres», tienen más de parecido que de diferente, para lo bueno y para lo malo. El problema es que, en nuestro caso, lo malo se convierte en peor, debido al silencio y la ignorancia por parte de la medicina en general. Es decir, si apenas se sabe de sus virtudes, a la hora de investigar sobre sus defectos el vacío es aún más grande.


Porque sí, el cáncer de próstata existe también para nosotras, al igual que la prostatitis y la hiperplasia prostática. Desde los poquitos textos que hablan del tema de cáncer de próstata en mujeres se cuenta que las estadísticas lo sitúan como un cáncer muy poco probable. Cuántas mujeres que llegan con cánceres de útero y de vagina insalvables hubieran tenido una oportunidad gracias a la detección a tiempo de un cáncer de próstata que, sin esa previsión, acabó por extenderse.


Buscar rastros del antígeno específico prostático (psa) en la sangre, que en general dan niveles altos cuando se padece este cáncer en concreto. Dado que nosotras también producimos el antígeno, sería muy sencillo hacernos ese análisis para comprobar si nuestra próstata está sana o si contiene algún tumor. Se dice del cáncer de próstata que es lento y silencioso y que no genera síntomas hasta que la cosa ya está bien avanzada, por eso la importancia de estos análisis y revisiones.


La única buena noticia: nuestra próstata es algo más pequeña que la de los hombres y este hecho reduce los riesgos de patologías y las consecuencias de estas, si llegan a darse. La próstata es un órgano al que las hormonas afectan y mucho. De hecho se podría decir que si hay alguna diferencia entre nuestra próstata y la de los hombres esta está basada en una cuestión puramente hormonal. Es cierto que es más pequeña que la masculina. Esto lleva fácilmente a pensar que a mayor nivel de testosterona más grande será, aunque parece que no sucede lo opuesto cuando los niveles de estrógenos descienden.


Hay enfermedades de transmisión sexual que afectan gravemente a la próstata: la clamidia, la gonorrea y las tricomonas pueden causar prostatitis aguda.


Yo sé, yo sé, mucha información para procesar y comprender, te recuerdo que si quieres que te explique a más detalle, agenda una cita y platicamos. Te sugiero que leas el libro Pucha Potens un manual sobre su poder, su próstata y sus fluidos de la maravillosa Diana J. Torres, esta gratuito liberado por la autora en este enlace: https://we.riseup.net/assets/285284/CONO-POTENS-VERSION-DIGITAL-Desconocido.pdf

Desde el amor, Alexa Castillo Nájera Zaliv

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